Fornells es uno de los pueblos de pescadores más emblemáticos de Menorca.
Se encuentra a la orilla de una bahía de más de 3km, en plena Reserva Marina del Norte de la isla.
Este antiguo pueblo costero es conocido por sus restaurantes de pescado y marisco y por sus casitas blancas a ras de mar, pero en Fornells hay mucho más que eso, y en esta página de lo vamos a explicar.
Pese a ser un golfo frecuentado por toda clase de naves que buscaban refugio en el norte de la isla, no se tiene constancia de la existencia de ningún asentamiento anterior a la construcción del Castillo de San Antonio por parte de los Cristianos Aragoneses.
Menorca era, cada vez más, víctima de ataques piratas, y asegurando el Puerto de Fornells con una fortificación en el siglo XVI se decidió abordar ese problema.
Aunque no se tiene constancia de restos de una población antes del Siglo XVI, el hecho de que sí existiera una basílica paleocristiana en las afueras de Fornells indica que tenía que haber algún tipo de población, aunque los restos de ese templo es lo único que hoy lo atestigua.
El origen confirmado del pueblo de Fornell se encuentra, entonces, en las casitas que aparecieron al lado del Castillo de San Antonio. Las primeras de las que se tienen constancia datan de 1630.
Un puerto tan benevolente, y además seguro gracias a la nueva fortificación, atrajo a cada vez más pescadores hasta que, a principios del siglo XVIII se contabilizaban más de un centenar de habitantes.
Curiosamente en Fornells confluyen las 4 etapas geológicas predominantes de la mitad septentrional de Menorca.
Mientras que gran parte del cabo de la orilla oeste pertenece a la Menorca Gris (Mesozoico), el grueso del pueblo se encuentra sobre una plataforma de la Menorca Oscura (el Paleozóico).
En las formaciones rocosas de la zona del párking detrás de los restaurantes eso se puede apreciar con especial claridad.
Entre ambas tenemos una lengua de arenal solidificado de la Menorca Naranja (Cuaternario), que se extiende hacia el este, llegando a la urbanización Playas de Fornells y a Cala de Tirant.
Por último tenemos la Menorca Roja (del Triásico inferior), que domina el fondo de la bahía, donde antes sen encontraban las Salinas de Fornells y hoy la pequeña urbanización con el mismo nombre.
El poblado esta compuesto por dos corrientes arquitectónicas muy diferenciadas:
La parte antigua, que no es otra que la arquitectura rural menorquina aplicada a un pueblo de costa, con sus paredes de marés, sus tejados de arcilla anaranjada, sus persianas verdes y sus paredes blancas, y la nueva, fruto del boom turístico, que desde los años 70 ha multiplicado el tamaño original del asentamiento costero.
Fornells, pese a su rica historia, es hoy equiparable a una urbanización turística costera, con muy pocos habitantes durante el invierno y una bulliciosa actividad en verano.
Pese a ello, es imposible ignorar su indiscutible carácter mediterráneo, y todo aquel que vive o trabaja allí, así lo vive.
Pocos son los que viven en este pueblo durante los meses de frío y viento, pero cuando mayo se acerca y el calor empieza a asomar, todo vuelve. Las calles se llenan, los veleros aparecen, los restaurantes abren, los visitantes vienen... Una verdadera metamorfosis.